Hay unos cuantos puentes que sobresalen sobre los demás por que tienen una decoración diferente.
Estan decorados con libélulas, cangrejos, peces, tritones o nenúfares de pintorescos colores.
El autor de esta decoración fué Pablo Ransa, que dió protagonismo a los bichos que viven por este canal, sin contar con el incansable pato.
Son cinco los puentes que fueron decorados de este estilo, desde el camino al cementerio hasta la desembocadura en el Pisuerga.
Quizá con este aporte de color se le intentó dar importancia,en otros tiempos fue el basurero de la ciudad, el foco de mal olor e inmundicia, ya que de tanto que se integró en el trazado urbano, quedó consumido por un largo paseo que cruza unos cuantos barrios de Valladolid.
Ahora el paseo que acompaña a "La Esgueva", como diría mi abuelo, se ha convertido en un paseo verde, que revitaliza algunas de las zonas más humildes de la ciudad y que lo convierte en un camino indispensable para caminantes y corredores.
Dentro la ciudad este paseo discurre a lo largo de unos 3 kilometros.
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