El Cónclave se acerca. 120 cardenales se enclaustarán bajo las maravillosas pinceladas del Juicio Final para señalar con el dedo del Espiritu Santo quién será el Pedro en la Tierra.
De entre todos ellos, uno lleva sangre castellana.
Fray Carlos Amigo Vallejo, oriundo de Medina de Rioseco, que le vió nacer en 1934.
Monseñor Carlos Amigo sintió la llamada de Dios con 20 años, en 1954, momento en el que ingresó en la Orden de Hermanos Menores franciscanos. Seis años más tarde, fue ordenado sacerdote, puesto desde el que comenzó una importante labor pastoral, así como teológica ya que Carlos Amigo se licenció en el Seminario Franciscano de Santiago de Compostela. No contento con ello, acometió estudios de Filosofía en el Pontificio Ateneo Antoniano y de Psicología en la Universidad de Madrid. El 28 de abril de 1974 recibió la ordenación episcopal y fue nombrado Arzobispo de Tánger, cargo que ocupó hasta 1982, cuando se trasladó a Sevilla para desarrollar la labor que aún hoy mantiene. Fue en ese mismo año, 1982, cuando comenzó a postularse como miembro importante de la Conferencia Episcopal española, ostentando principalmente el puesto de Presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias.
Su nombre sonó como posible candidato a ocupar la silla papal tras el fallecimiento de Juan Pablo II, si bien él siempre declinó la opción de ostentar tal honor. Carlos Amigo es también hijo predilecto de Andalucía.
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